miércoles, 3 de octubre de 2012

Sexualidad y Bioética


Expertos califican de infundada la "necesidad insatisfecha" de planificación familiar
La comunidad científica puede aspirar a algo mejor que la "necesidad insatisfecha" para guiar las políticas, pero no lo ha hecho todavía."
Autor: Susan Yoshihara, Ph.D. | Fuente: CFAM

NUEVA YORK, 27 de julio (C-FAM) Al mismo tiempo que los gobiernos prometieron miles de millones de dólares para impulsar la anticoncepción en los países pobres basándose en la idea de una "necesidad insatisfecha" de planificación familiar, un grupo selecto de expertos descartó el término por ser un indicador deficiente de la efectividad de la ayuda al desarrollo.

"Las cifras habituales que se usan de un modo descuidado para estimaciones de la "necesidad insatisfecha" no se corresponden con ninguna definición de "necesidad insatisfecha" que cualquier economista (o, simplemente, el sentido común) pudiera aceptar. Son un constructo de defensa que ha sido utilizado exitosamente por la agenda política en general para promover la planificación familiar", indicó el economista de Harvard Lant Pritchett.


Los comentarios formaron parte de un debate en línea ofrecido por Berk Ozler, economista experto del Banco Mundial. Ozler señaló que nuevas investigaciones han ratificado a los académicos que sostienen que los programas de planificación familiar tienen poca incidencia sobre las tasas de fertilidad. Citó un estudio reciente de Zambia que demuestra que las parejas de las sociedades tradicionales no utilizan métodos anticonceptivos incluso cuando se les entrega vales, porque ya planifican sus familias por otros medios.

"Una necesidad sin demanda podría tener sentido para el activismo político, pero no para los programas o las políticas", dijo Dominic Montagu, epidemiólogo de la Universidad de California, San Francisco. Él respaldó la idea de Ozler de abandonar el concepto de «necesidad insatisfecha» y reemplazarlo por un indicador con base científica, como ser la demanda real del cliente.

Pritchett destacó el hecho de que la "necesidad insatisfecha" está "predominantemente" compuesta por mujeres que no quieren usar anticonceptivos por motivos religiosos o de salud, porque ya no están en edad de procrear, o porque son célibes. "El hecho de que el movimiento haya atribuido sistemáticamente la "necesidad" de anticoncepción a mujeres que han planteado motivos por los cuales no la quieren revela el enfoque paternalista inherente a los programas de planificación familiar orientados demográficamente - nosotros, los defensores de la bomba demográfica, podemos sustituir lo que quieres por lo que necesitas", dijeron.

El Vicepresidente del Consejo de Población, John Bongaarts, rebatió a Pritchett citando un estudio de Matlab, Bangladesh, realizado en 1977, para argumentar que los programas de planificación familiar basados en la anticoncepción pueden reducir la fertilidad en las sociedades tradicionales. Pero uno de los investigadores que trabajó en el estudio de Matlab, Shareen Joshi, dijo estar de acuerdo con Pritchett en que la "necesidad insatisfecha" no debería usarse como base para los programas de planificación familiar, ya que no se corresponde con lo que cualquier economista calificaría como demanda.

David Bishai, profesor de salud pública de la Universidad Johns Hopkins, añadió: "John Bongaarts atribuye incorrectamente todos los efectos del tratamiento en materia de riqueza doméstica a la planificación familiar (el tratamiento de Matlab incluía una amplia variedad de servicios de salud materno infantil además de la planificación familiar)".

Bishai dijo que utilizar la "necesidad insatisfecha" como indicador para la inversión en desarrollo es solo "un poco mejor que gastar dinero al azar para metas de salud reproductiva". "Un punto de reducción de necesidad insatisfecha vale 0,02 puntos de reducción de la TTF [tasa total de fecundidad], no determinante para cualquier otra variable que confundiría la relación", efecto muy pequeño, dijo. En sus comentarios, Bishai sostuvo que no tiene sentido desde lo económico que USAID destinara 649 millones de dólares para planificación familiar en 50 países en 2010 y que ignorara los demás factores que afectan la fertilidad como ser los deseos de los esposos y los hijos.

"Los recursos finitos de los donantes fuerzan la pregunta de la rentabilidad de las inversiones en planificación familiar [como lo hacen] en cualquier otro lugar", prosiguió Bishai. "No debería ser eludida por la santurronería o por la defensa ciega. Existe un importante rol de administración para todos lo que gastan en nombre de los pobres... La comunidad científica puede aspirar a algo mejor [que la "necesidad insatisfecha"] para guiar las políticas, pero no lo ha hecho todavía."


Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano

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