martes, 11 de septiembre de 2012

Una oportunidad para crecer


Por: Diana Soto


En la vida muchas veces nos hemos encontrado con dificultades  donde no sabemos qué camino tomar, donde los obstáculos predominan. Son muchos los pensamientos negativos  donde la depresión fluye con su idea decadente  de autodestrucción, con pocas las ilusiones de vida, con pesimismo en el futuro, sumergidos en un “vacío existencial”, experimentando la vida como algo carente de sentido.

Si bien el ser humano es asumido con la capacidad para sufrir, también es importante resaltar que tiene muchas capacidades  para crear y para amar, teniendo en cuenta  que si se lo  propone lograría llegar a encontrar un sentido a todo lo que nos rodea, dándole un objetivo primordial y valor a nuestra existencia .

Entonces si miramos más detenidamente  la adversidad, esta puede ser un camino lleno de aventuras, una oportunidad para crecer; sin embargo,  el sentido que damos a nuestra existencia es fundamental para llenarla de significado, “Quien tiene un porque para vivir puede soportar casi cualquier como”.

Ante las dificultades de la vida,  la fortaleza moral y espiritual es muy necesaria, teniendo presente que “la tensión interna es un requisito indispensable de la salud mental” pues la adversidad se convierte en una oportunidad para mejorar y madurar en los diferentes aspectos de la vida, pero cuando nos enfrentamos a situaciones que parecen “no tener salida” es importante saber buscar ayuda, de familia, amigos y personas idóneas, que nos orienten y acompañen integralmente en el momento, sin desconocer que “Una situación externa excepcionalmente difícil, es lo que da al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo” y más cuando nos convencemos que “La salvación del hombre  está en el amor y a través del amor”

“El tener una vida demasiada tranquila y sin ninguna preocupación es muy difícil de llevar, además  es muy aburrida y acaba por dejarnos con un “vacío existencial,” con una “vida sin significado ni propósito” los periodos  de calma los vemos como satisfactorios,  pero es importante aprender a rescatar el valor de las crisis y de los momentos de tensión y dificultad; pues la vida adquiere sentido cuando tenemos una finalidad, un rumbo claro y marcado, lo que no es sano  es que vivamos en una total calma permanente.

Bajo condiciones adversas aparece la pregunta por el sentido de la vida. La vida sólo tendrá sentido si tiene una finalidad, un destino último, un lugar a donde trascender. Como dijo Nietzsche "El que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo". Cualquier hombre puede ser feliz, sólo debe tener un rumbo marcado y una meta clara, en las que ponga todo su esfuerzo y voluntad, y siempre y cuando elija "querer vivir", podrá hacerlo felizmente; a pesar de que su entorno sea perjudicial y contrario a sus principios y valores morales

 Bibliografía: “El hombre en busca de sentido” de Víctor Frankl

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